Este lugar es maravilloso para visitar atracciones en esta área, las habitaciones son espaciosas y modestas con camas cómodas, una genial experiencia.

Es difícil decidir que es lo mejor de ese magnífico lugar, ya que la calidad del alojamiento es estupenda, pero la pareja que lo lleva, Juan y Almudena, son magníficos. Almudena te deleita con los mejores platos y se nota cuando se hacen las cosas con verdadero cariño y gusto y Juan te los sirve y atiende como nadie. Todavía estoy salivando con la cenita que nos pegamos mi novio y yo allí, todo exquisito. Mi mas sincera enhorabuena a esta pareja tan entrañable que te hace sentir como si fuera tu casa. Un abrazo de Carlos y María

Absolutamente nada, sin duda, repetiremos y lo recomendaremos.

Es un hotel en una zona hermosa, en una zona preciosa. Con habitaciones lo suficientemente espaciosas y modestas. Las habitaciones con una cama extra y también una super vista. Un montón de alimentos muy ricos en las comidas.

Habitación básica.

Pasamos 2 noches encantadoras

Habitaciones fantásticas y cómodas. Personal amable.- Comimos en el restaurante del hotel y nos gustó mucho.- Nos sentimos muy especiales

Una habitación bien decorada, encantadora y pequeña, con toques agradables y una decoración cómoda.

El trato de las personas que lo llevan es excelente, te hacen sentir como en tu casa. Es muy acogedor y tranquilo, lo mismo que la zona en la que se encuentra, que, por cierto, está a poca distancia de otros municipios preciosos dentro de la ruta de los "Pueblos Blancos".

Aquí cerca hay una ubicación increíble con una hermosa zona, un restaurante y un personal servicial y extremadamente hospitalario, además, la habitación que me asignaron estaba bien decorada y con una cama muy cómoda.

Juan Antonio y Almudena son muy agradables y serviciales. Y la perra "Aisa" es muy cariñosa.

Al ir solo, me hubiera gustado pagar menos por la habitación,pues se paga igual la ocupen una o dos personas.Pero vale la pena.

Está ubicado en un pueblo con mucho encanto en plena serranía de Cádiz, la pareja que regenta el local son maravillosos y muy atentos. Juán es una persona muy agradable con la que poder conversar, Natalia es muy simpática y entre otras cosas se encarga de la cocina del restaurante. La casa era un antiguo refugio de montaña que ha sido ampliado, está totalmente reformado y tiene tres habitaciones con todas las comodidades, en la planta baja está el restaurante donde poder degustar los mejores manjares de la zona cocinados con gran esmero por Almudena. Es un lugar ideal para dormir y comer, conocer la serranía de Cádiz y estar en contacto con la naturaleza.

El hotel es un buen sitio para explorar Benaocaz. Me ha gustado mucho todo. El personal era agradable y acogedor, era un placer tratar con él. La habitación era encantadora y pequeña, lo suficientemente espaciosa, con una cómoda cama. Ha sido una experiencia relajante.

Es un lugar agradable, situado en un pueblo bonito y tranquilo. Pero lo más sorprendente es el espacio para cada visitante: sólo tiene tres habitaciones, por lo que dispusimos de una inmensa terraza al aire libre para cenar sólos, y otra terraza grande cubierta en la cafetería para desayunar sólos. Tiene además como detalle una pequeña piscinita, que usamos por la noche nosotros sólos. La calidad-precio está muy bien.

Basicamente el entorno

Enumero: - Al llegar habían metido a otra pareja en mi habitación sin pedirles documentación ni justificante de la reserva, tuve que esperar y además a ellos le dan un apartamento pagando la diferencia, la próxima vez llegaré antes a ver si me pasa a mi. - No hacen la habirtación en toda la semana, ni cambio de toallas, ni sabanas, ni papeleras, papel higiénico... nada - El aire acondicionado te helabas, habían perdido el mando a distancia y era imposible regular la temperatura y la orientación, te dan un bote de plastico para el suelo porque soltaba agua hacia el interior. - Ruidoso, la familia vive arriba, y los niños no dejaban de subir y bajar, un escándalo contínuo. - El restaurante está justo debajo, música a desora, voces de los propios dueños, charla en la puerta de la habitación. - La piscina estaba muy sucia, llena de avispas, gallinas por el cesped, todo lleno de escrementos. - En el baño diminuto de la piscina encontramos una rata del tamaño de un zapato refrescándose en la cisterna. - Toda la semana sin agua caliente, y el dueño me dice que tenga paciencia.

La habitación era modesta pero muy bien decorada, con una cama cómoda y una vista impresionante. La cantidad de comida ofrecida por el hotel era enorme y deliciosa. La ubicación del hotel es increíble, con impresionantes vistas a las montañas y hermosos alrededores. El Ermita de San Blas se encuentra justo al lado de la propiedad.

Estamos muy sorprendidos por el último comentario. Si lo hubiéramos leído antes, con toda seguridad nos habríamos perdido conocer El Parral y a sus atentos dueños. No habríamos descubierto la deliciosa cocina de su restaurante ni disfrutado de la piscina al pié de la montaña. Volveremos muy pronto y, seguro, pasaremos mas tiempo en ese caserón rústico pero cómodo y acogedor, inmejorable base para conocer la sierra de Grazalema.

La comida y el trato familiar que se respira se agradece, una pena no haberlo conocido antes...nos dio pena marcharnos

No todo fue muy bien fueron dos dias estupendos